A pesar de todo, no estaba listo para abandonar

Seguí encabronado y acojonado por varios meses debido a la estocada mortal de aquella partida imaginaria. Busqué en Google “Traders Millonarios”, y si bien la información que obtuve fue muy valiosa, en ese momento no me sirvió de nada.

No tenía consuelo.

Me habría encantado que un alma piadosa y sabia se me hubiera aparecido y me dijera “No hagas caso. Claro que hay Traders millonarios y tú serás uno de ellos muy pronto. Sólo tienes que confiar en ti y seguir haciendo lo que estás haciendo”.

Pero esa alma nunca apareció.

¿Estaba persiguiendo un fantasma? ¿Un sueño guajiro? ¿Me había convertido en un iluso del mundo, que hace reír del otro lado de la ecuación a los que se terminan quedando con toda la pasta (lana, guita, money)?

Años después de esta experiencia, aprendí que no. Nadie se ríe porque el que lo hace termina sucumbiendo. Siempre habrá un tiburón más grande en el océano y si eres el más grande, de todas formas vendrán decenas de tiburones más pequeños y lo mismo te harán caer.

El mundo financiero es una jungla y nadie la tiene fácil.

Nadie.

Sin embargo, había una lección por aprender. Yo tenía algunos años como Trader (con todo lo que eso implica, para bien y para mal), y mi desempeño era como el de la mayoría: rachas ganadoras, seguida por ajustes del mercado que me acomodaban las ideas y me recordaba que no era más que un simple mortal.

Y como en ese momento mi negocio me empezaba a demandar cada vez más, decidí hacer una pausa. Nunca dejé de operar, sino que pasé a hacerlo como hobby, e incluso publicaba mis análisis de ondas de vez en cuando.

Y fue por aquel entonces cuando la magia sucedió.

Curiosamente, cuando no estaba enfocado en ganar pips comencé a notar las primeras manifestaciones del Milagro de la Rentabilidad. No fue en un “instante” tampoco, sino que empecé a notarlo en un tiempo poco menor a un año.

Lo primero es que dejé de perder, y al ver que las ganancias no se esfumaban seguí por ese camino.

Al poco meses sabía distinguir muy bien las buenas oportunidades (que eran escasísimas) del resto de la basura que ofrecía el mercado y que antes para mi eran “señal de entrada”.

En pocos meses de apertura mental (cero frustraciones), hice más descubrimientos y desarrollos propios que en los cinco años anteriores.

Pero para darle forma y empaquetar todo ese conocimiento tuvieron que pasar varios años más.

Desde aquella comida hasta este momento, habían pasado poco más de tres años.

Luego descubrí el Trading algorítmico, desarrollé lo que más tarde llamé “Gestión Híbrida” y ahí todo explotó.

La carrera de trading, “la que todos prometen”, empezaba a ser cierta para mi.